Tiempos verbales del mundo narrado y tiempos del mundo comentado
Deixis y deícticos
O. Londoño, El esoterismo y sus discursos, Buenos Aires, Biblos, 2021
Deixis y deícticos
Fuente: Luna Traill et al. Diccionario básico de lingüística |
Fuente: Ducrot Todorov, Diccionario Ciencias del Lenguaje Ejemplos de análisis en los que se utilizan las categorías del AFE |
Fragmentos para analizar
Texto 1
Ferrant fue un recolector,
indagador de cachivaches que devienen inútiles, maestro de la transformación y
metamorfosis de la naturaleza. Realizó escultura con restos y creyó en la
mutabilidad de formas que nacen para morir después. Fue también un artista
destructor de su propia obra, aunque estas y otras esculturas le sobrevivieron.
Estas pequeñas piezas conforman paisajes poéticos en su interrelación y
emocionan en su sencillez. La principal virtud de este artista reside en la fe
(moderna) emancipadora de la forma. Confrontar esta obra con la escultura de
hoy es un sano ejercicio comparativo. Pienso, por ejemplo, en la obra de la
norteamericana Carol Bove y sus fragmentos naturales (maderas, piedras,
conchas) insertados a la escultura. (P.Aguirre, “Lo viejo nuevo”, El País, 15 de mayo de 2017)
Texto 2
El título, la ambientación, la
filiación de los personajes y los grandes temas de Maravillosa familia de Tokio, nueva película del veterano director
japonés Yoji Yamada, remiten directamente a la obra de un extraordinario
cineasta clásico. Pero el tratamiento es tan pedestre que, durante buena parte
de la película, vislumbrando qué decir en una crítica ante semejante dislate,
el que esto escribe se había propuesto algo así como no pronunciar el nombre de
dios en vano: no cometer el sacrilegio de hablar de un artista tan enorme en un
texto de una película tan ínfima. Sin embargo, en los últimos diez minutos de
película, el homenaje, la referencia o lo que sea que ha intentado Yamada se
hace explícito. Por si aún no había quedado claro, a pesar de la distancia en
calidad, el abuelo protagonista se pone a ver en la televisión Cuentos de Tokio. Blanco
y en botella. Así que no hay más remedio: el director al que Yamada (mal) imita,
homenajea o vaya usted a saber es Yasujiro Ozu. (J.Ocaña,“Impresentable
homenaje a un clásico”, El País, 12
de mayo de 2017)
Texto 3
Mi memoria del cine húngaro que he
visto (y padecido, mayoritariamente) en los festivales de cine me asegura su
vocacional rareza. No ya en su temática sino en la forma de narrar las
historias. Su último pope, que decidió retirarse hace unos años, fue el aclamado Bela Tarr, alguien capaz de hacer planos fijos de 20 minutos en los que no ocurría nada, aunque la banda sonora
estuviera muy cuidada, o de recrearse durante tres insufribles horas y media en
lo que imaginó Nietzsche al cruzarse en Turín con un caballo y su afligido dueño. Hace poco
tiempo triunfó en Cannes El hijo de Saúl, otra película húngara que retrataba los campos de exterminio nazis con
estilo revolucionario, desvinculándose de la narrativa tradicional para
describir ese horror. Me aburrí bastante, pero creo que ganó la Palma de Oro.
(C.Boyero, “Jornada de rarezas”, El País,
19 de mayo de 2017)
Texto 4
Cualquiera que haya tenido un trato frecuente con
blogs y redes sociales conoce a esas criaturas aberrantes. Una encuesta del Pew
Research Center publicada hace tres años encontró que el 70% de los jóvenes de
18 a 24 años que usaban Internet habían sufrido acoso on line por
parte de perfiles que mostraban oscuros rasgos de personalidad, como
narcisismo, psicopatía y sadismo. ¿Qué es exactamente un troll? Se
trata, como todos los ogros, de un monstruo, es decir, de una bestia que tiene
necesidad de mostrarse. Alguien extraño a la especie más común o dominante,
pero que tampoco puede permanecer demasiado alejado de ella. El ogro no ve muy
bien, pero tiene un olfato muy desarrollado. Es el rey de la “intuición” y todo
el mecanismo de su odio funciona a partir del instinto. Es también, por
supuesto, alguien que arrastra una tristeza incurable y un profundo malestar
consigo mismo. (E. Hernández Busto, “Los rostros del troll”, El País, 5 de mayo
de 2017)